La Sociedad Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria inaugura su temporada 2025-2026 con un concierto homenaje a D. Luis Cárdenes Iglesias

La Sociedad Filarmónica de Las Palmas de Gran Canaria (SFLPGC) inaugura este sábado 25 de octubre a las 20:00 horas su nueva temporada de conciertos en el Teatro Pérez Galdós, con un recital a cargo de dos intérpretes canarios de prestigio internacional: el violonchelista Ángel Luis Quintana y el pianista José Luis Castillo.

El Concierto Inaugural será además un homenaje a D. Luis Cárdenes Iglesias, presidente de la Sociedad Filarmónica entre 1978 y 1982, cuya labor fue clave para el fortalecimiento institucional y el impulso de la vida musical en la capital grancanaria.

El evento cuenta con el patrocinio del Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria, que refuerza su compromiso con la cultura y el patrimonio artístico del Archipiélago.

La velada ofrecerá un repertorio profundamente emocional, compuesto por obras de Debussy, Ravel y Strauss, todas ellas pertenecientes al ocaso creativo de sus autores. Este programa simboliza un viaje musical hacia la madurez artística, donde la belleza y la introspección se entrelazan.

 

Repertorio

Claude Debussy (1862–1918) – Sonata para violonchelo y piano
Maurice Ravel (1875–1937) – Sonata póstuma para violín y piano [arr. O. Mandozzi]
Maurice Ravel (1875–1937) – Dos melodías hebraicas [arr. R. Tognetti]
Richard Strauss (1864–1949) – Cuatro últimas canciones [arrs. M. Wolf / E. Roth]

Descripción del programa:
El dúo formado por Ángel Luis Quintana y José Luis Castillo nos invita a un recital de repertorio poco convencional, que reúne obras escritas en los últimos años de vida de sus compositores. Piezas de gran profundidad expresiva y belleza íntima, en las que ambos intérpretes exploran la madurez emocional y artística de tres figuras esenciales del siglo XX.

 

 Intérpretes

ÁNGEL LUIS QUINTANA – Violonchelo

Natural de Las Palmas de Gran Canaria, inició sus estudios con Rafael Jáimez y José Antonio García, continuándolos con Enrique Correa en Madrid y posteriormente en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde fue alumno de Frans Helmerson.
Premiado en numerosos certámenes (Ciudad de Albacete, Juventudes Musicales, Premio Luis Coleman, entre otros), ha sido solista de la Orquesta Nacional de España y de la Orquesta de RTVE, además de desempeñar una intensa labor pedagógica en el Conservatorio del Liceu de Barcelona, la Escuela Reina Sofía y centros europeos como el Codarts School de Rotterdam.
Participa habitualmente en los principales ciclos de música de cámara del país y ha actuado en escenarios de Europa, EE. UU. y América Latina con formaciones como Plural Ensemble, Zarabanda y Camerata Sa Nostra.
Es director artístico de la Orquesta de Cámara de Canarias, Artista Asociado del Quantum Ensemble y toca un violonchelo J. Guadagnini “Il Soldato” (1800) cedido por la Fundación Columbus.

JOSÉ LUIS CASTILLO – Piano

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1976, inició sus estudios a los cinco años y obtuvo el Grado Superior de Piano con Matrícula de Honor. Se perfeccionó en la Escuela Reina Sofía con Dmitri Bashkirov y Galina Eguiazarova, y completó un Máster en Interpretación Pianística en la Manhattan School of Music (Nueva York) gracias al mecenazgo del Conde de la Vega Grande.
Ha actuado en Europa y América con orquestas como la Filarmónica de Gran Canaria, la Sinfónica de Tenerife o la Manhattan Philarmonia, y ha colaborado con directores como Adrian Leaper o Lü Jia.
Ha sido premiado y reconocido por su labor interpretativa y docente, es Académico Numerario de la Real Academia Canaria de Bellas Artes y actualmente ejerce como profesor de Repertorio para Cantantes en el Conservatorio Profesional de Música de Las Palmas de Gran Canaria.

 

Notas al programa

Las obras que integran este concierto nacen en los últimos años de vida de sus compositores, en momentos de introspección y plenitud creativa.
Debussy, aquejado de una enfermedad terminal, compuso su Sonata para violonchelo y piano como un regreso a la pureza del barroco francés, entre el humor y la melancolía.
Ravel, en cambio, nos lleva desde la frescura juvenil de su Sonata póstuma hasta la espiritualidad de las Dos melodías hebraicas, donde el violonchelo se convierte en voz humana.
El cierre llega con las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss, una despedida luminosa del mundo, símbolo de serenidad y belleza final.